Lea lo que cuenta Catherine, de 73 años, sobre cómo creció en una generación en la que el bronceado se asociaba a la belleza.
Hola,

Me llamo Catherine y soy una mujer francesa de casi 73 años.
Como mucha gente de mi generación, siempre me ha gustado broncearme al sol sin protección. En las décadas de los 60, 70 y 80, todos asociábamos el bronceado a la belleza.

Cuando cumplí cuarenta años, me aparecieron manchas marrones en la cara y mi hermana, al volver de un mes de sol y playa en el sur de Francia, me dijo que me estaba estropeando la piel...

Pensé en ello y me di cuenta de que tenía razón. Entonces me conformaba con la sombra de una sombrilla.
Han pasado los años y ahora vivo jubilada en el trópico. Nado mucho, desde hace mucho tiempo, sobre todo porque hago gimnasia acuática. Para proteger mi piel (por fin), no utilizo protección solar, ya que tengo un gran respeto por el mar, pero hace unos años decidí optar por bañadores de surf, con mangas largas y un gran sombrero para protegerme la cara. Estos bañadores son muy femeninos, realzan la figura y me siento a gusto.

Alrededor veo a la mayoría de mis generación con cáncer de piel en la cara, el cráneo... el escote quemado y reseco. Tengo la suerte de no haber desarrollado un cáncer de piel, aunque las manchas solares se me han extendido. Puedo disfrutar del sol y del mar tranquilamente, con sencillez, sin tener que utilizar productos nocivos para el medio ambiente. Es más, cada vez veo más bañadores protectores para niños pequeños y adultos junto a los bikinis.

Así que mi historia no es muy original, pero creo que es un buen ejemplo de cómo está cambiando nuestro comportamiento frente al sol.

Catherine
17 julio 2024